En esta oportunidad quiero referirme especialmente a una de las partes más ricas y necesarias de la conversación de Coaching, y sobre la que – a mi entender – menos se ha escrito: la intervención. Llamamos intervención a una de los momentos en que se divide la interacción de Coaching, la anterior al cierre.
1. Introducción Debo aclarar que la división en partes tiene una finalidad didáctica. Si bien es cierto que, durante la interacción, se suceden momentos diferentes, nunca son tan claros ni tan prolijos en la práctica. De todos modos, la intervención, como la indagación y la interpretación, son perfectamente distinguibles en la interacción entre coachee y coach. Una conversación de Coaching comienza con la declaración de quiebre que hace el coachee y su petición de Coaching. Sin esta petición, explícita o implícita, no existe coaching. Posteriormente, tiene lugar la indagación de parte del Coach, para poder comprender el quiebre, articularlo, conocer la estructura básica de coherencia del coachee y relevar información sobre su estructura y su historia. Una vez que el Coach tiene información sobre la estructura básica del coachee, comprende el quiebre declarado y lo profundiza, puede arriesgar una interpretación (devolución) que le permita al coachee entender por qué no ha podido, hasta el momento, resolver su problemática. Si la interpretación es validada por el coachee, puede suceder que el quiebre se amplíe o se transforme. Lo cierto es que la interpretación permite quitar “la transparencia”, hacer el “insight” necesario y así desplazar al observador hacia otra mirada que expanda sus posibilidades de acción. El momento en que el coachee adquiere una nueva mirada es trascendente. En un breve tiempo, cambió el observador que era – al menos en el tema en cuestión- . Hay que anclar ese aprendizaje. No olvidemos que el Coaching es un proceso de aprendizaje y que para que algo sea aprendido debe perdurar en el tiempo. Para anclar ese nuevo conocimiento existe la intervención. La intervención fija la nueva mirada, la hace carne (“Imbodyment”) a través de lo que sugiere el coach. La participación del coach se torna muy importante pero no debe olvidarse que lo que sugiera en ese momento tiene la función de fijar conocimiento. Su ejercicio – o lo que proponga en esta parte – tiene ese fin. No debe existir otra finalidad más importante que grabar en el coachee lo que acaba de descubrir. La interpretación no debe convertirse en un fin en sí mismo. Está al servicio de fijar la nueva mirada. Ya definida la parte que denominamos intervención, delimitaré los alcances de mi trabajo. En este artículo, me referiré a las características especiales de esta etapa en referencia a las otras, describiré distintos tipos de intervenciones posibles y analizaré cómo se relacionan en cada tipo de intervención los tres dominios primarios: emociones, cuerpo y lenguaje.
2. Características particulares de la Intervención – Algo importante que señalar es que la intervención es dependiente de la interpretación. No hay intervención si no hay nada que fijar. Puede suceder que el insight del coachee sea resultado de la conversación sin que haya sido explícitamente expresado por el Coach. De todos modos, una vez que el Coach observa lo sucedido, debe hacer explícito el nuevo conocimiento para fijarlo con la palabra. Articula el cambio de observador y lo ancla con una intervención. Por eso, la intervención sucede a la interpretación y al cambio de observador. – La intervención debe decantar del fluir de la conversación, no debe ser forzada. Si bien decía anteriormente que la intervención es dependiente de la interpretación, puede suceder que el insight del coachee haya sido fuerte y no necesite una intervención demasiado visible. La intervención puede no ser “espectacular”. Muchos coaches sienten que es su momento de destacarse o de dejar “una marca inolvidable” en su coachee y elaboran complejas intervenciones que no sólo no fijan el conocimiento sino que confunden y muchas veces molestan al coachee. Hay que “quitarle el show” a esta etapa. Sucede igual con los ejemplos que un orador da: si no son claros y precisos, lejos de servir como soportes didácticos distraen y oscurecen la comprensión. Sin interpretación no hay intervención pero, puede haber interpretación sin una intervención demasiado elaborada. Con sólo fijar con la palabra y como veremos enseguida, adecuarse al cambio de emocionalidad, es suficiente, a veces, para provocar el cierre. – La intervención sucede en un clima emocional muy diferente al del quiebre, al de la indagación y al de la interpretación. La intervención saca al coachee de la emocionalidad anterior y le anticipa la de cierre, donde tendrá que imaginar nuevas acciones posibles desde el nuevo observador. El coach ha mostrado empatía con el coachee tanto en el quiebre como durante toda la indagación. (No hay mejor manera de comprender a fondo el quiebre y de fluir con el coachee). Simultáneamente, se empieza a producir un alejamiento emocional imperceptible entre coach y coachee que le permite al coach poder unir todos los datos relevados y comprender la Estructura Básica de Coherencia del coachee. El clima emocional vuelve a ser muy cercano para que el coach pueda darle su interpretación. Es importante la empatía que se haya logrado hasta el momento de la interpretación por dos razones fundamentales: para que pueda escuchar la interpretación sin sentirse atacado ni minimizado por no haberlo descubierto por sí solo y sobre todo, para que pueda comprenderla y en todo caso, validarla. Una vez que la interpretación le permitió al coachee cambiar de mirada, nuevamente el coach comienza imperceptiblemente a alejarse para fijar lo aprendido. Analizar la estructura de coherencia del coachee y comprender los juicios y emociones que lo llevaron al quiebre, requiere un papel activo del coach y más lejano en emocionalidad que los momentos anteriores. Las analogías, los ejercicios corporales, las visualizaciones, las narraciones o cualquier otro tipo de intervención sacan al coachee de la emocionalidad de la interpretación y le permiten comprender y posteriormente, encontrar nuevas acciones para resolver lo que hasta ese momento no pudo resolver. La conversación de Coaching es como una danza emocional de alejamiento y de acercamiento, que debe ser natural; debe fluir sin ser forzada. – El valor de la palabra del coach en la intervención es muy diferente del valor que tiene en las otras etapas. Durante la indagación, la modalidad del habla utilizada por el coach es la indagatoria, es decir, el coach habla para escuchar al coachee. Es éste el que lleva “la voz cantante”. La palabra del coach sirve para develar, relevar, enlazar datos y hechos que permitan comprender juicios y emociones. Toma un valor diferente en la interpretación, donde – desde la confianza creada – entrega un juicio que le hace sentido al coachee y le genera una nueva mirada que deberá transformarse en expansión de sus posibilidades de acción. El valor generativo del lenguaje aparece con toda su fuerza porque abre y expande posibilidades. Con la intervención, se fijan y se recrean estas posibilidades. Se ven posibles, se vivencian. La palabra en la intervención es para describir consignas, acompañar vivencias, mostrar en la práctica algo que ya se expresó en la interpretación. La palabra está al servicio del ejercicio de intervención. No es central como en la interpretación. No es lo central lo que se dice, sino lo que la palabra muestra. Debe describir y acompañar lo que el coachee está experimentando. La vivencia es lo importante. Una vez terminada la intervención, la palabra del coach debe servir para “linkear” lo que sucedió en el ejercicio con la interpretación validada anteriormente. Ya en el cierre, la palabra del coach vuelve a cobrar valor generativo al indagar en las acciones que el coachee imagina posibles, habiendo cambiado de mirada. La “danza del valor de la palabra” puede ser graficada de la siguiente manera, según la figura A
– Es recomendable que exista una transición entre la interpretación y la intervención,
solicitando permiso al coachee para hacer una intervención.
¿Por qué? Porque la transición y el permiso van a ayudar a desplazar al coachee de la emocionalidad de
la interpretación, preparándolo para el cierre.
Además, permite saber si lo que se le va a proponer al coachee no va a molestarle, para que no se sienta invadido ni incómodo.
Si no se le avisa se puede dañar la confianza lograda hasta ese momento.
El permiso puede solicitarse simplemente con frases como: “Si estás de acuerdo, te propongo un ejercicio corporal que te mostrará
en la práctica lo que decíamos acerca de…” o “
¿Te molestaría hacer una práctica de centramiento y relajación para que puedas visualizar lo que quieres lograr?”.
Si hasta el momento hemos logrado establecer un vínculo de confianza, no tendrá problemas en aceptar.
O de lo contrario, sabremos que no será apropiado hacerlo.
3. Tipos de intervención
La intervención depende en gran parte de la creatividad y la experiencia profesional del coach. Por esa razón, los tipos de intervención son infinitos.
La conveniencia de usar una u otra dependerá del coachee, de la experiencia del coach y de la temática de la interpretación.
Describiremos los más usuales, aunque la lista no es definitiva ni está acabada con ellos.
3.1. Visualizaciones
Una visualización es la generación de una imagen mental gracias a nuestra imaginación y nuestra concentración.
Hay investigaciones que han demostrado que la visualización mental de uno mismo realizando una actividad, puede suponer para el cerebro lo mismo que
la práctica real de dicha actividad. Esto se debe a que la práctica mental de una situación activa las mismas estructuras cerebrales que la práctica física.
Por eso, son tan importantes las visualizaciones como intervenciones.
Después de haber validado la interpretación, proponerle al coachee una visualización sirve para ver posible el cambio, para vivenciarlo.
La persona gana confianza si se ve siendo la que quiere ser. Por ejemplo, se puede hacer un contrapunto entre pasado, presente y futuro posible.
Siempre es recomendable partir de un centramiento y de una relajación guiada. La voz del coachee será fundamental para crear el clima apropiado
porque las visualizaciones se hacen con los ojos cerrados. Demás está decir que el espacio debe ser privado y silencioso.
Este tipo de intervenciones afecta especialmente el dominio de la emocionalidad. Una vez terminado el ejercicio, hay que contener
amorosamente y llevar al coachee desde la emocionalidad vivenciada en la visualización a una emocionalidad que le permita imaginar
acciones posibles a partir de ese momento.
3. 2. Narraciones
Los cuentos y relatos son – desde la antigüedad- poderosos aliados del aprendizaje. Contar un cuento como intervención es de gran utilidad
porque además de su finalidad didáctica, remite a algo ancestral, a nuestro inconsciente, a lo arquetípico.
Además, en general, a todos nos produce una sensación especial, como de encantamiento, que nos cuenten historias.
Hay algo mágico que sucede cuando decimos: “Te voy a contar un cuento, muy antiguo…”. Aparece ante nosotros el “aedos” griego, el juglar medieval,
el recuerdo de nuestros abuelos o maestros de la infancia.
Respecto de la narración propiamente dicha, narrar es un arte que requiere técnica. Si uno no considera que sabe narrar, conviene formarse en esta habilidad.
Como consejos básicos:
– Las narraciones elegidas deben ser breves, claras y concisas.
– Debe quedar muy claro el mensaje que se quiere trasmitir. Elegir narraciones de probada eficacia, que no generen mensajes equívocos.
– Seleccionar “las fotos” del relato, para poder narrar imágenes que remitan directamente al inconsciente.
– Debe quedar muy clara la relación entre la interpretación entregada y lo extraído del relato. Un mismo relato puede servir para varias interpretaciones,
depende de la relación que haga el coach al final del mismo.
– Es preferible que se narre un relato tradicional a una anécdota reciente. Las figuras y relatos míticos movilizan arquetipos y son más fáciles de aceptar por el coachee.
Con una anécdota o ejemplo de otro coachee se corre el riesgo de que se lo descarte por la comparación.
(“En esa empresa no pasa lo mismo que en la mía”, “Esa persona pudo porque no tenía mi jefe”, etc.)
Este tipo de intervenciones afecta especialmente el dominio de la emocionalidad y el lenguaje, calando hondo en la sensibilidad y
fijando la interpretación mucho más que la exposición de una teoría.
¿De dónde obtener relatos?
Muchos están en nuestra memoria y a medida que empecemos a narrar, los vamos a ir recordando. Desde los cuentos de Las mil y una noches hasta las fábulas de Esopo.
De todos modos, hay muchos libros que recopilan textos didácticos, como por ejemplo:
– Jaume Soler y M. Merce Conangla, Aplícate el cuento. Relatos de Ecología Emocional, Editorial Amat.
– Jack Canfield y Mark Hansen, los relatos de Chocolate caliente para el alma en sus distintas versiones, Editorial Norma
– Lopera Gutiérrez Jaime y Marta Inés Bernal Trujillo como compiladores de La culpa es de la vaca, Editorial Intermedio, en sus distintas versiones
– Los cuentos que recopiló Jorge Bucay en sus distintos libros
3.3.Ejercicios o juegos corporales
El cuerpo es uno de los dominios primarios por los que el ser humano se expresa. Los otros dos son: el lenguaje y la emocionalidad.
El cuerpo incluye lo biológico, el cuerpo físico, pero también la corporalidad, o sea, la particular manera en que expresamos nuestra
estructura básica de coherencia a través del cuerpo.
El Coach puede intervenir a partir de cualquiera de los 3 dominios; los mismos, están íntimamente ligados y son interdependientes;
de modo que, al modificar algo en alguno de ellos, los otros también pueden verse modificados o también, oponer resistencia.
Las intervenciones corporales son particularmente interesantes por la inmediatez con que hacen caer “la transparencia”.
En mi experiencia en general, se produce un insight inmediato, sin necesidad de que el coach haga la relación a través de su palabra.
Al estar conectado con el sistema límbico o emocional, el cuerpo “entiende” rápidamente; mucho más rápido que a través del lenguaje,
que es una operatoria del sistema racional.
El cuerpo es un “atajo” hacia el sistema emocional. El coachee se queda reflexionando después de la interpretación que le hemos entregado
y muchas veces, su intelecto encuentra argumentaciones impecables para no hacer el cambio de observador.
En el caso del cuerpo, el coachee la comprende inmediatamente porque la vivenció, no fue una cuestión mental.
El trabajo sobre el cuerpo deja huellas fuertes que anclan lo aprendido.
¿Qué son concretamente las intervenciones corporales?
Son representaciones corporales de la interpretación, realizadas por el coachee guiado por el coach.
Quizás con un ejemplo de un coaching pueda ser más clara:
El quiebre de la coachee era que se paralizaba ante la agresión de una de sus compañeras de trabajo, alguien muy violento.
La coachee sentía que no podía resistir sus ataques públicos y privados y no podía ponerle límites a esa compañera.
Este suceso le había hecho bajar su desempeño y pensaba en cambiar de empresa.
Se la indagó para saber si esa “paralización ante la agresión” era producida por esta compañera o la sentía ante otros y
si esto sucedía en otras áreas de su vida.
Se comprobó que la coachee no reaccionaba frente a la agresión, le temía, y esto sucedía en todas las áreas de su vida.
Indagando se pudo saber también el origen: era hija de un padre violento y tenía una hermana que la hostigaba desde que era niña.
En su familia de origen, ser violento era una virtud y ser pacífico era ser cobarde y tonto. Ella siempre había optado por no agredir;
por lo tanto, para no ser violenta, se paralizaba ante una agresión externa.
La interpretación que le fue devuelta por el coach era que ella confundía “agresión” con “legítima defensa” y por lo tanto,
por no ser violenta, no podía poner límites.
La coachee avaló totalmente la interpretación. Se emocionó y contó cómo eso había sucedido muchas veces en su vida:
con un jefe, con su primer marido, con una amiga.
Intervención:
Se le pidió a la coachee que se pusiera de pie. Se dibujó imaginariamente una línea en el piso y se le dijo que de ese límite
no podía pasar nadie. La consigna era que debía impedir que un extraño invasor– representado por el coach – entrara a su casa,
o sea, que traspasara la línea imaginaria. El coach empezó primero a intentar pasar, fue impedido suavemente.
Luego el coach se puso más fuerte e intentó pasar empujándola. La coachee titubeó pero cuando vio que pasaba,
lo empujó violentamente hacia afuera. Sacó una fuerza increíble y lo echó más lejos.
El coach señala el fin de la representación y le pide a la coachee que analice qué fue lo que sucedió.
La coachee indica que no podía permitir que invadieran su casa. El coach le pregunta si eso fue agresión o poner límites.
La coachee responde y entiende que defenderse no es lo mismo que atacar.
El observador que era no distinguía “defensa” de “ataque”. Esa distinción se comprendió a través del ejercicio corporal.
Las intervenciones corporales afectan el dominio de la corporalidad y el de las emociones.
3.4 Textos teóricos
Para los muy racionales, o para quienes acostumbran a aprender a través de la lectura de textos, comprobar que personas
de prestigio intelectual escribieron sobre el tema, hace que muchos anclen su aprendizaje con más facilidad.
Después de haber aceptado la interpretación que le devolvimos, y de haber conversado sobre ella lo que consideramos pertinente,
le podemos ofrecer la lectura completa de un libro o algún capítulo o artículo relacionado con la temática de la interpretación.
Hay tantos textos como interpretaciones. Es infinita la posibilidad de utilizar este recurso.
Algunos ejemplos que utilizo que suelen ser reveladores:
– Para la supresión de emociones o el predominio que la persona ha hecho de lo racional sobre la emocional:
La curación emocional de David Servan Schreiber, sobre todo los primeros capítulos.
– Para procesar juicios y no ser frontal:
El capítulo “La técnica de las dos columnas” de Leonardo Wolk en Coaching. El arte de soplar brasas del mismo autor
– Para que distingan juicios de afirmaciones en caso de verse muy influidos por juicios ajenos:
Caps. 3 y 4 de Ontología del Lenguaje de Rafael Echeverría
– Para que sean impecables en el uso de la palabra y no ocasionen lo mismo que critican:
Los 4 acuerdos de Miguel Ruiz
– Para temas de Liderazgo, los libros de S. Covey o de Fredy Kofman
En fin, sería interminable la lista. La propia cultura y experiencia del coach sabrá qué recomendar en cada caso.
Este tipo de intervenciones afecta especialmente el dominio del lenguaje.
3.5. Visionado de escenas de films o películas completas
El visionado de films es un fuerte soporte didáctico, muy utilizado en capacitación. Facilita el anclaje de un conocimiento porque
aprovecha el potencial comunicativo de las imágenes. Las imágenes además van directamente al sistema emocional.
La clave para que el visionado sea efectivo y ancle la interpretación es hacer un rescate posterior, que linkee lo visto con lo aprendido.
El visionado se puede hacer en el mismo momento de la conversación de coaching o -como en el caso de la lectura de textos-
la intervención es posterior a la conversación.
En ese caso, en la conversación de coaching siguiente se retoma el rescate del visionado.
Este tipo de intervención afecta especialmente el dominio de la emocionalidad y el lenguaje
3.6 Rituales
Hay determinadas conversaciones de coaching, donde la interpretación que se le devuelve al coachee está relacionada con alguna dificultad
del mismo para hacer alguna de las declaraciones básicas de la vida y muchas veces, debe hacerla a alguien que ya no está en esta dimensión.
Entonces, se le pide a la persona que diseñe un “ritual”. Lo llamamos así para darle carácter de ceremonia,
de algo que tiene una función sagrada.
Se sugiere que lo haga en privado, para que sirva como acción primera para el cambio solicitado.
Este tipo de intervención es muy indicado cuando se trata de la dificultad para hacer una Declaración de Perdón, por ejemplo.
El coachee ha aceptado la necesidad de perdonar, ha visto que esta falta le ha generado emociones como el resentimiento
y quiere liberarse de esa emoción tóxica. Al otorgar el Perdón, se libera de la “emoción del esclavo”, como llama Echeverría al resentimiento.
Es útil también en temas de “Cortar lazos negativos” o en problemas de Apego.
En general, es privado pero – a veces- la persona quiere compartirlo con el coach y puede hacerlo en su presencia.
Si la intervención tiene como objetivo fijar la nueva forma de actuar, mostrando un desplazamiento de la estructura
de coherencia del coachee, este tipo de intervención es la que más cumple con el objetivo, porque el coachee
no sólo dice sino que hace.
Este tipo de intervenciones afecta especialmente el dominio de la emocionalidad
4. Conclusión Como señalé al comienzo, la intervención es una de las partes más ricas, creativas y necesarias de una conversación de Coaching. Su importancia es fundamental porque: – Colabora y refuerza el proceso de validación de la interpretación – Hace que esta nueva interpretación se ancle en la conciencia del coachee – Pone en cuestionamiento algún aspecto de la estructura de coherencia del coachee y le permite el desplazamiento – Si uno de los postulados que sostiene el coaching ontológico es que la acción genera ser, la intervención aproxima al coachee a este nuevo ser. – La intervención genera un nuevo ser a través de una nueva acción
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